LA TRISTEZA POR LA MUERTE DE SUS PADRES Y SU ABUELO.- (Libro Manuel Rodriguez. Emigrante y Poeta en La Habana).

Siempre que se pierde un ser querido, es duro, pero tiene que ser durisimo que en un año se mueran los padres y un abuelo, el cual era su referente en lo cultural y en sus ideas liberales, las cuales de las había inculcado desde se infancia.

En junio de 1925, le escribe una de sus hermanas y le dice que su padre Salvador, «se encuentra débil de salud», el en la distancia presagia que ha fallecido, y que no se lo quieren decir, ademas no le envían los semanarios locales de Ribadeo «La Comarca» y «Las Riberas del Eo», donde su han publicado las esquelas. El recurre a sus amistades ribadenses en La Habana, para indagar y solicitar dichas publicaciones, son varios los que le dicen que no las han recibido, pero al final las consigue y se cerciora de lo que se suponía, les contesta diciendo entre muchos pesares «Como Uds. ven, todo fue inútil, por que el corazón, no se engaña nunca». Y le hace saber a la familia, que se ha puesto de acuerdo con su hermano Pepe, para enviar todos los meses 150 pesetas, «por que es nuestro anhelo y nuestro mayor orgullo, mientras que nosotros podamos, no pasen Uds, ni apuros, ni estrecheces. Así mismo espero que si tienen alguna deuda pendiente, me lo comuniquen para haber si tenemos manera de saldarla».

En enero de 1926, le comunican la muerte de su abuelo Don Pepito, y le escribe a su madre y entre otras cosas le dice «Por el dolor que hayan experimentado, podrán juzgar cual no seria el mio, pues de sobra saben el cariño y admiración que le profesaba», «En fin, dicen ahí, y dicen bien, que cuando viene una no viene sola y a nosotros nos sucedió así, por desgracia. PACIENCIA» .

A principios de mayo de 1926, se entera de la muerte de su madre y le relata por carta a su hermana, como se ha enterado, «… vino a verme Chuchin de Manso, el cual me vio tranquilo, como siempre, me pregunto si habia algo de nuevo por Ribadeo, y luego en medio de la conversacion, me dijo que se habia enterado que mama, estaba muy enferma, esto me lleno de zozobra y a mis preguntas y mis suplicas. acabo confesandome la triste verdad. No quiero deciros el dolor que esto me ha causado, pues demasiado os lo habeis de suponer».

En once meses, ve que fallecen sus padres, relativamente jóvenes y su abuelo, y que hacia siete años que los había dejado en su querido y añorado Ribadeo , y esperaba el día que regresara para poderlos abrazar y contarles lo duro que era la vida de emigrante. Su ilusión, no la pudo verla cumplido.